Emilia Casas nos habla de María Teresa de León.
- Jess Kuicast
- 1 mar 2016
- 2 Min. de lectura

El género de la biografía ha sido cultivado de forma asidua por algunos autores españoles, pero no tanto el de la autobiografía, aunque de este subgénero haya ejemplos tan antiguos como el de Leonor López de Córdoba, una poderosa dama que murió en tiempos de Juan II y redactó una interesantísima reseña de su vida a fines del siglo XIV.
A lo largo de la historia las mujeres han aportado su creatividad, su reflexión, su estilo y su imaginación al mundo de la literatura, pero no siempre fue fácil para ellas. En un mundo de hombres, las primeras escritoras, a veces gracias a los “seudónimos” aunque no gozosas del prestigio y el reconocimiento público, consiguieron publicar sus obras. Progresivamente las mujeres van alcanzando los mismos derechos que los hombres y se incorporan a todos los campos profesionales, incluido el de las letras. Pienso, que conocer la vida de los autores, mujeres y hombres, nos ayuda a los lectores a acercarnos a su obra, especialmente porque para mí, la literatura, es el arte que utiliza como instrumento la palabra.
Hoy, dedicaré este apartado a una gran escritora, novelista, ensayista, dramaturga y traductora: María Teresa León
Su nombre permanece unido al del poeta Rafael Alberti. Fue su compañera y amiga durante más de cuarenta años. Pero María Teresa León no sólo fue la camarada fiel del poeta, ella es bastante más que un nombre unido indisolublemente al gran poeta gaditano. Escribió obras tan emotivas como su libro de memorias, Memoria de la melancolía. Tuvo la elegancia de la discreción y ocupó un segundo plano para que fuera Rafael Alberti el que recibiera toda la luz de la gloria. Ella fue su ayuda incansable, cómplice, alentadora. Hoy, su figura ha sido sepultada en el desconocimiento general y es como si sólo hubiera sido la compañera del poeta y una defensora de la república pero no la escritora que publicó más de 20 libros.
Artículo escrito por Emilia Casas.
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